martes, 27 de junio de 2017

Bárcenas y el día del orgullo

BARCENAS Y EL DÍA DEL ORGULLO

Tengo querencia por las personas de moral distraída. Quizás sea porque los moralistas han demostrado sobradamente que saben hacer de la hipocresía hipérbole. Y es que siempre han sido mejores los curas con sotana, se les veía venir y uno podía hacer tres cosas, prepararse para aguantar estoicamente su sermón, preparar el argumentario para la discusión o abandonar antes del combate. Sin embargo sin sotana o con moral, uno desconoce a la persona que se esconde tras esa apariencia normalizada.

Me imagino a cualquiera de los Diputados (sí, la mayoría de los intervinientes con “O”) que ayer hicieron preguntas al aire, viendo frente a ellos a una de esas “personas de bien” que con chulería y descaro les vaciló durante unas cuantas horas. Me los imagino y me pongo en su lugar, por afinidad quizás haciendo las preguntas que hizo Oskar Matute, y no lo puedo remediar, sé que no podría evitarlo. ¿Usted es más de volquetes de putas, de tomar algo en el Bar España, o de travestirse en la intimidad de su  piscina? Porque sí, porque debajo de ese traje impoluto y su ancha espalda me lo imagino con la última colección de Victoria´s Secret. Y no me entendáis mal, no me parece ni mal ni bien, al menos la última de las tres opciones dadas. Lo que me supera es la consabida hipocresía.

Esas personas rectas e impolutas que nos dicen lo que es normal, cuál es nuestra anormalidad y cuánto hemos de pagar por ello. Y aquí, aunque en un lado más que en otro, no se libra derecha ni izquierda, que la moral es “apolítica” gobernando las instituciones.

Siempre me han gustado las personas de moral distraída, porque tienden a ser personas respetuosas, a la espera, tal vez, de que las respeten como merecen. O sin esperarlo si quiera. Exigiendo. Esas personas son las que me enamoran. Las que hartas de ser pisadas, gritan, golpean y patalean para que las escuchen y hacerse escuchar. Desde Sylvia Rivera hasta Laura Bugallo, desde Theo Anna Sprüngli hasta Andrea Momoitio, desde Ullrichs a Mikel Martín, y tantas otras.

Pero los moralistas son como las cucarachas, creo que si alguien sobrevive a una explosión nuclear serán ellos. Su capacidad de adaptación es tal que todo lo fagocitan, con cara de asco si es necesario. Así, cuando se abre una brecha en su mundo cerrado, nunca se dan por derrotados, sólo retroceden, un poco, lo justo para que la honorabilidad no se resienta demasiado. Que si hay que soportar que algunos salgan de armario, pues se hace. ¿Que Maroto se casa?, pues vamos al banquete. ¿Que tenemos que aguantar que cuatro maricas, cuatro bolleras y dos trans se manifiesten por la calle? Pues le ponemos un nombre fashion y buscamos la tajada, que la hay, que el Capitalismo es así. Pero hasta ahí. No vayamos más allá. No nos obliguéis a sacar a nuestros perritos a patrullar las fronteras de la moralidad. Porque aceptan a regañadientes la diversidad, siempre que esta sea capaz de mimetizarse con su entorno moral. No pluma. No contestatarias. No rebeldes. Gais sí, pero que no se note demasiado. A poder ser sin muestras de afecto por nuestras calles. Ni un beso casto. A poder ser sin darse la mano. ¿Libertad? En vuestras casas. Lo doloroso es que los readaptados son los primeros cipayos y, de un tiempo a esta parte, la moral es discurso de quienes se dicen liberadas.

Y en esas estamos. Mañana, 28 de junio, comerciantes que el 27 y el 29 los expulsan de sus comercios, pondrán un arcoíris en la puerta. Alcaldes y alcaldesas que permiten que los “nazis de orden” den palizas indiscriminadas, mañana celebrarán cada €uro rosa que entre en su bolsillo. Y el 29 todo volverá a la normalidad, yo seguiré amando a mis insurrectas, ellos seguirán atacando a todo lo que se salga de lo establecido. Y mientras nos roban, mientras nos torturan, mientras nos esclavizan con sus impolutos trajes y vestidos “prêt à porter”, yo seguiré sabiendo quién compra los dildos XXL, quién compra por catálogo, quién zarandea la noche en oscuros antros, quién se flagela. Y todo eso con cara de disgustado estreñimiento, como la de Luís el Cabrón que guardó silencio en la comisión del Parlamento mientras disfrutaba de lo robado.

“Hipocresía moral y orgasmos enlatados
Prefiero ser libre
Y disfrutar de mis pecados.

Amén” (Sublevados, Live in Alcobendas)

martes, 20 de junio de 2017

Cristiano quédate

CRISTIANO QUÉDATE!!
Iba a empezar poniendo aquí su palmarés, pero me quedaba sin espacio, así que me voy a centrar en otra faceta de su vida más productiva y menos conocida. El susodicho campeón portugués tiene un sueldo que para sí querrían estibadores, mineros y otras clases bajas privilegiadas. Cobra todo un pastizal de la Patagonia por eso de meter una pelotita en una portería. No lo tomen a lo despectivo, si lo cobra es porque en un Sistema Capitalista manda la oferta y la demanda, y en estos momentos se demandan más goles que barras de pan, y como CR7 es un experto pues cobra lo que se merece. Dicen y yo me lo creo.
Además luce un “six pack” perfecto que le hace ideal para vendernos lencería masculina, o femenina si se lo propone. Así que conjuga su labor en los campos con su presencia en las vallas publicitarias. Además, de vez en cuando, como si fuera Amancio Ortega, nos toca el corazoncito con donaciones desinteresadas a luchas nobles, como la del pueblo palestino.
Así que es entendible que los y las aficionadas al fútbol deseen que Cristiano siga en su equipo. Está haciendo historia. Es único. Es el duelo del siglo, entre él y Messi. Ambos pelean a brazo partido por los títulos, por las botas de oro, por los balones de oro, por el record de fraude fiscal. Una lucha titánica que tenemos la suerte de ver en directo, como otras generaciones vieron la lucha entre Julio César y Escipión, entre Napoleón y Wellintong, algo que quedará para los anales, aunque ambos vayan de heteros.
De modo que es lógico que el pueblo esté exigiendo que no se persiga a tan insigne persona por un pequeño fraude de ná. ¿Qué son los 15 millones del portugués o los 4 del argentino-catalán en un Estado que defrauda unos 40.000 millones anuales? Migajas. En un Estado que perdona 60.000 millones a la banca que son 19 millones. Una vergüenza. Vergüenza que siento por todos mis conciudadanos que justifican no pagar impuestos, que aplauden con las orejas que un tipo condenado por esclavitud infantil y que defrauda o evade 600 millones done unas migajas de su fortuna para la lucha contra el cáncer.
No, no son graves esos 15 millones de la estrella portuguesa viendo el dibujo general. Pero es muy grave la reacción de buena parte de la ciudadanía que se escandaliza por que el 0,3% de las personas hagan fraude en unas ayudas de supervivencia, y quita hierro a que su ídolo nos robe 15 millones de €uros.
Lo digo siempre que tengo ocasión, no tengo nada en contra del fútbol, aunque me guste más el basket, pero hay cosas muy preocupantes a su alrededor. Es grave que un futbolista al que pillan defraudando a hacienda amenace con abandonar el país y por tanto el equipo del que cobra, y en lugar de detenerlo para evitar la fuga (prisión preventiva para los evasores, ¿por qué no?) la gente reúne firmas para que no le persigan y así siga metiendo goles en su equipo. Pero también es grave, más, mucho más grave, ver como una hinchada premia y aplaude a su ídolo condenado por pegar a su pareja.
De modo que terminaré poniéndome la bufanda de mi equipo tapando mi cara, la visera con el escudo, una bengala en cada mano y me uniré a los cantos generales;

¡Cristiano quédate! ¡Cristiano quédate! … sin respiración. La lalala lala la lala.

martes, 13 de junio de 2017

El clasismo revolucionario

EL CLASISMO REVOLUCIONARIO

-Tenemos la razón, no sé por qué la gente no nos apoya.
-Exacto, tenemos la razón, pero, ¿quién la tiene, tú o yo?

No sé nada. Lo reconozco, soy un ignorante supino que a veces intento razonar y opinar con mis limitadas capacidades. Seguramente más de una vez me hayáis llamado cuñado a mis espaldas, alguna vez a la cara, las menos. Me lo merezco, sin duda. Sólo echo en falta que tú te pongas delante de un espejo antes de decírmelo. ¡Quién esté libre de pecado que tire la primera piedra” Y así hemos avanzado, tirándonos piedras las unos a los otras. Y suenan y resuenan las pedradas, ahora llamadas en el imaginario colectivo “zascas”. Me canso. Me abuuuurro. Me frustro.

Porque ya lo decía Marx, aunque puede que tú me demuestres que es una interpretación interesada de un revisionista como yo, y además, Engels en la decimoséptima entrega de su manuscrito dejó escrito que Lenin el séptimo día desmontaría tus argumentos. Y yo me callo. Izquierda cainita y elitista en la que nos convertimos. Todo está en los libros antiguos decía el profeta mientras arengaba a las masas en la plaza cibernética.

Me pregunto cuántas personas oprimidas por este mundo que hemos creado nos entiende. Me cuestiono si las disyuntivas entre materialismo e idealismo importan cuando rebuscas en un contenedor, cuando tu jefe te explota por un salario de mierda, sueña con sobar tu cuerpo, y te exhibe cuan mercancía, mientras tú sólo piensas en que al final del mes esperas llenar la despensa. Pero yo no sé nada, que no entiendo sobre sociología, ni he estudiado ciencias políticas.

Hemos confundido el tiro, o simplemente nos disparamos al pie. Confundimos hacer pedagogía con dar “master class” por doquier. En lugar de hablar de conceptos simples, propiedad privada, acumulación de bienes, robos varios, nos perdemos en discusiones sobre matices elitistas y académicos que a pocos importan.


No todo está perdido, sin duda, pero qué voy a saber yo. ¡Ay ignorante de mí! Si la culpa siempre es de los demás. De los que son muy mayores y están comprados por el capital, de los jóvenes que no piensan y no les importa nada, de la mediana edad que ya no lucha. Sólo yo conozco lo que necesitas y así nos va. De un tiempo a esta parte pareciera que todos somos vanguardia revolucionaria, y a nadie se le ocurre mirar tras de sí para saber si le sigue alguien. En fin, cómo he dicho, ¡¿qué voy a saber yo?! Así que seguiré aprendiendo de todos vosotras sobre las diferencias iconoclastas en el pensamiento Marxista y seguiré silenciando mis discrepancias con la esperanza de que sea verdad que dos nos discuten si uno no quiere, aunque creo que si ese uno se empeña puede llegar a discutir consigo mismo. 

viernes, 9 de junio de 2017

Hay pregunta

HAY PREGUNTA

“Ciudadanos de Catalunya; ¡Ya la tenemos aquí!” Estaría bien que en el acto de Montjuïc de este domingo, Josep Guardiola iniciase su arenga con esa mítica frase que pronunció en un lejano 1992, tras un gol de Koeman que seguramente ningún aficionado culé olvide jamás. Porque la vida es sentimiento, y para bien o para mal, estos, los sentimientos están desbordados de vida en Catalunya.
Hoy, 9 de junio de 2017, se ha anunciado la fecha y la pregunta del segundo intento de referéndum en parte de los Països Catalans. Será o no será la cuestión el 1 de octubre próximo, y la pregunta es nítida, sencilla y clara. ¿Quieres que Catalunya sea un Estado independiente en forma de república? A partir de ahora se abre un escenario impredecible y una certeza. El Reino no pacta, ni reconoce y, por supuesto, hará gala de su gran alma demócrata (orgánica) heredada del 39 poniendo todo lo que sea necesario para evitar la celebración del referéndum.

Copa de Europa 1992

No descartemos ninguna opción. Ninguna. No existen límites en tiempos de Venezuela, Siria, Ucrania… Qué nadie sea buenista pensando que la opción más salvaje no pueda ser asumida por un Estado que no tiene empacho en defender que los presos mueran en sus cárceles, que no le tiembla la mano en encarcelar tuiteros de izquierda y absolver a fascistas con bazookas. Que declara ilegal que se compren urnas. Que lleva desplazados en los últimos años centenares de blindados a tierras catalanas. Hemos aprendido que las urnas pueden ser tan peligrosas como las balas para quienes ostentan el poder. Y estaría bien que  esa izquierda española, que raudos se solidarizan con causas nobles como la palestina, la saharaui o la mapuche, no lo pierdan de vista.

Armas incautadas en la operación panzer a un grupo nazi que finalmente fueron absueltos

No, no caben las medias tintas. Con o contra la democracia. Porque esconderse tras la excusa de un referéndum pactado, tal y como hacen los de la nueva política, no es sino excusa. La democracia, la de verdad, requiere dar pasos al frente, no ponerse de costado cuando es dentro de tus fronteras. Y democracia es, entre otras cosas, dar la voz al pueblo. Voten no, hagan campaña por el no, eso no es y ni debe ser reprochable. Venzan en las urnas, no por las armas, porque aunque no las utilicen, con ellas amenazan, y ustedes, los de la nueva política están siendo cómplices de esas amenazas. Y sí, también deberá caer sobre sus conciencias si alguna de esas amenazas se hace realidad.

Albiol dejando claro que la independencia es corrupción


Lo cierto es que nos encontramos a un paso de repetir el 9-N de 2014. Falta por ver cómo reaccionará el pueblo catalán y sus representantes el día siguiente a la enésima negación del Reino. Desde Euskal Herria los seguiremos con ilusión, con sana envidia, con temor también, porque conocemos de lo que es capaz este Estado. Y con curiosidad, con curiosidad también, porque no me digan que no es curioso que un representante del Partido Popular, (Albiol) salga equiparando la independencia con la corrupción de los Pujol. La paja y la viga. La España de pandereta, esa indivisible que lleva dividiéndose y en descomposición desde Felipe II y van ya seis felipes castellanos. 

viernes, 2 de junio de 2017

Machistas anonimos

MACHISTAS ANONIMOS



De todos los sacramentos católicos hay uno que creo útil, la confesión. No así el perdón final, y mucho menos la penitencia religiosa, pero sí el hecho de la confesión. El poder desahogar toda la mierda que vamos acumulando sobre una persona a la que no ves, no conoces. Es un alivio repentino. Quizás ese sea el motivo primigenio que me empujó a escribir desde temprana edad, confesarme. Y hoy lo necesito, me siento tremendamente sucio.
Todas las mañanas hago el mismo recorrido, la misma rutina, la misma cara y los mismos bostezos. Subo al autobús en el último barrio de Gasteiz, cerca de Donostialdea y recorro las calles hasta llegar al centro neurálgico de esta ciudad. Me bajo junto al Corte Inglés, y de allí voy andando hasta el bar donde me gusta desayunar mientras leo un periódico ¡de papel! Y del bar al despacho. Unos 800 metros andando. La mayoría de los días las calles están desiertas a estas horas, apenas me cruzo con una o dos personas en un trayecto que a cualquier hora diurna aparece atestado de repartidores, caminantes, trabajadoras, consumidores, pero que a las 7 es reino del personal de limpieza. Sin embargo, los viernes son diferentes.
El viernes es la prórroga de la fiesta estudiantil del jueves, y eso se nota en las calles. Restos de bebidas, alguna vomitona y los rezagados caminando entre eses, gritos y chanzas hacia sus casas. Supongo que el viernes estará vacía la universidad, pienso a veces. Y los miro con la insana envidia de quien ya peina canas y la noche la duerme en lugar de beberla a grandes sorbos. Pero hoy no, hoy me he sentido incómodo y vulgar, y he maldecido mi falta de agallas.
Me cruzaron mis pasos con una cuadrilla. 5 chicos, 1 chica. Reían. Uno de los amigos saltaba sobre la espalda de otro mientras le ponía un katxi vacío en la cabeza. Otros dos discutían acaloradamente aunque sus palabras resultaban inteligibles para un profano en lengua de trapo. Y el otro, el otro llevaba una rama de árbol en la mano y “bromeaba” con introducírsela a la chica desde la espalda. Ella reflejaba el hartazgo, el asco, la impotencia en su cara. El resto ni le prestaba atención, y ella no paraba de gritar al chico que parara. Y yo, yo no he hecho nada. Agaché la cabeza y seguí caminando entre las primeras gotas de una tormenta que no termina de arrancar. Podría poner mil escusas, eran 5, estaban borrachos. Pero no, no hice nada. Y sobre aquella imagen se han superpuesto miles de juventud, ¿Cuántas veces me comporté cómo ese chaval? ¿Cuántas lo hago sin darme cuenta? ¿Cuántas más me quedo callado?
La entrada al bar no ha mejorado la situación. Al fondo, en las mesas está desayunando una cuadrilla de trabajadores. Llevan viniendo toda la semana, supongo que para alguna reforma de fachada de las que se están haciendo en la zona. Frente a ellos, en la barra, está desayunando una mujer de mediana edad. Es atractiva, y luce un vestido escueto que permite observar unas bonitas piernas. Del grupo de machos cazadores no dejan de lanzar dardos. Se la ve incómoda. Esta vez, me digo, no me voy a quedar callado y empiezo a cruzar el local a zancadas dispuesto a enmendarles la plana a los trabajadores. Sin embargo ella toma su cortado de un trago rápido y abandona el bar y yo, yo me callo nuevamente. Y vuelvo a verme lanzando “piropos”, haciendo inspecciones visuales, dándome un poco más de asco.
Ya de camino al despacho pienso que no ha sido del todo malo, ha servido para verme en el espejo, y me he reconocido en un ente desfigurado. No todo está perdido, para cambiar algo es imprescindible saber que merece ser cambiado. Y reflexiono si no sería interesante un espacio dónde encontrarnos. Como esas reuniones de alcohólicos anónimos. Donde tomemos la palabra y nos contemos unos a otros nuestros errores. Que sirvamos de espejo de nosotros mismos y veamos nuestros monstruos a tamaño real. Porque no son “otros”, somos todos, en mayor o menor medida. Porque yo no lo haría, sino que lo hice, lo hago y lo haré si no soy consciente de mí mismo.

Quiero pensar que mejoro, pero pasan los años, y yo desaparezco. El cambio es lento y somos millones pisando a millones. Miro una pequeña foto en la cartera. Es la sonrisa de mi hijo. 2 años. Quizás no todo esté perdido, pienso. Y me entierro entre informes para preparar la siguiente comisión.