jueves, 30 de junio de 2016

No eres clase media, iluso

NO ERES CLASE MEDIA, ILUSO
            No es la primera vez que escribo sobre este tema y, aún a riesgo de ser pesado, estoy convencido de que no será la última. Y es que la primera razón revolucionaria es no doblegarse ante lo “asentado” y defender la verdad por encima de cualquier convencionalismo. No podemos permitirnos desfallecer ante una mentira repetida mil veces. No podemos permitir que se apropien del lenguaje. Esos son los primeros pasos para dar carta de dogma a una mentira. Mentira que distorsionará después cualquier discurso que de ahí parta.
            En las últimas fechas, a raíz del BREXIT y de los resultados de las elecciones generales estoy teniendo que soportar el clasismo de los desclasados por encima de mis posibilidades, y aunque mi capacidad de incidencia es sumamente limitada, no por ello voy a darme por vencido. Me parece de estupidez insidiosa que alguien pueda juzgar la capacidad de decisión de otra persona en función de su situación social y/o edad, y hacerlo además desde una supuesta superioridad moral del “conocimiento académico” al tiempo que se empeñan en demostrarnos que asumen los posicionamientos ideológicos del Sistema al que dicen querer combatir. Y lo asumen sin despeinarse, y así, mientras nos dicen que no hay clases, que no hay izquierda ni derecha, sin despeinarse atacan “lo rural”, atacan a las clases populares, atacan a las personas mayores, diciendo que no están preparadas para entender su mensaje. Incluso he llegado a leer quien pone en cuestión que una persona sin un nivel académico tal o cual deba tener derecho a poder ejercer el voto, o que pasada una edad no deberían poder decidir sobre ámbitos que afectan al futuro de la sociedad y a la juventud. (Esto último ha sido un mantra muy utilizado tras el referéndum británico incluso en algunos medios de información) Y sin darse cuenta, asumen el discurso oficial del Sistema y nos lo venden como si fuera pólvora nueva.
            Aún más penoso, si cabe, es que alguien que diga combatir este Sistema asuma, sin atisbo de duda, el discurso neoliberal de la Clase Media. Esa entelequia sin Orcos. Y aquí me voy a permitir unas definiciones básicas que cualquier persona tendría que tener claras, y más si esa persona pretende darnos clases a los demás.
Nobleza;  Aquella persona que, en base a unos privilegios, normalmente de corte dinástico, es poseedor de patrimonio y prebendas que le permitan vivir sin trabajar.
Burguesía; Aquella persona  que vive de las plusvalías generadas por un tercero.
Clase Media; Aquella persona que puede vivir de las rentas generadas por su patrimonio.
Proletario; Aquella persona que depende, de forma directa o indirecta, de la venta de su trabajo a un tercero.
            Cierto que ninguna frontera es inamovible, estanca y fija, pero la norma existe, y esa norma dice que tú, asalariado, autónomo, NO eres Clase Media, por muchos títulos que tengas, por muy alto que sea tu salario, ese siempre dependerá de un Burgués que te de trabajo y pague tu nómina, y si no encuentras a ese Burgués vendrás a trabajar de camarero, albañil o minero para subsistir. Por cierto que son profesiones tan honorables como cualquier otra, sino mucho más honorables que algunas con alta remuneración. Y es la incomprensión de esto lo que nos lleva a adoptar posturas elitistas inconcebiblemente estúpidas. Porque es cierto que ésta democracia no está pensada para los proletarios, por eso algunos la llamamos Democracia Burguesa. Pero el motivo no es la cultura o incultura de no sé qué sector social medida en títulos y carreras, sino la dependencia y el miedo que provoca este reparto social.
            Para ejercer la Democracia Real lo básico es que el individuo sea libre y no se encuentre chantajeado por un tercero. Y eso excluye a todo el proletariado que sabe que no tiene garantizada de forma alguna sus más básicas necesidades de manera autónoma. (Del efecto terrorífico del heteropatriarcado mejor hablar en un post exclusivo.) Si escuchásemos a la calle nos daríamos cuenta que no son una ni dos las personas que argumentan su voto a la derecha por el miedo a que el Empresario huya ante cualquier cambio. Discurso que tan bien explotan los partidos de derecha desde el PP hasta el PSOE pasando por los regionalistas jeltzales.

            Esa es, o debería ser la lucha fundamental de quien busca democratizar la sociedad, liberar a quien está oprimida, eliminar toda barrera social, de clase, de género, de diversidad, para generar personas libres que decidan libremente. Y aquí se ven las costuras de algunos. El problema no es tanto una cuestión de cultura o edad, el problema es el clasismo que destila esta sociedad desclasada y aquellas personas que, incluso desde la izquierda, tienen miedo a que la libertad sea sinónimo de pérdida de privilegios. De esa forma es fácil entender que una propuesta revolucionariamente libertadora como sería la generación de una Renta Básica de Ciudadanía se tope con tantos recelos, incluso de quienes dicen querer cambiar el Sistema pero que a la postre están demostrando ser parte del mismo.

lunes, 27 de junio de 2016

La ocasión la pintan calva

LA OCASIÓN LA PINTAN CALVA
         Pasó el tiempo de la autocrítica, si no la hicimos, o no la supimos hacer, lo que toca es apechugar con las consecuencias. Lo que toca ahora es ponerse el buzo, bajar al tajo, e ir más allá. Toca radicalizar las ideas y los hechos. Toca, ahora sí, sacar la bandera de la independencia, pero no la bandera patriótica y colorida, sino la bandera de clase, la social, la feminista, la de “gure Ama Lurra”, incluso la “Bandiera Rossa” sin complejos. Pero hay que ondearla con convencimiento, sin negociación, y sin prisioneros. Las medias tintas nos vaciaron hace tiempo el tintero.
            El cambio en el Estado es imposible. Ya lo sabíamos. En eso coincidíamos todas; las que mandan, y las que obedecen, las que critican, y las que alaban. Hace un siglo lo decía Castelao. Los mapas elección tras elección recuerdan a otros pasados desde tiempos carlistas. No hay nada nuevo bajo el sol. Pero la esperanza siempre es lo último que se pierde, y estas generales han sido su enésima ofensiva detenida por enésima vez en el Ebro, en Miranda y en Tortosa. Y ahora toca convencer a los caídos. Toca explicar que lo que allende el Ebro es utopía, aquí es simple justicia. Que podemos construir una Euskal Herria social, republicana, laica, igualitaria, acogedora. Que podemos hacerlo sin corsés, diseñándola entre todas, y que para ello lo primero que tenemos que hacer es librarnos de ese corsé victoriano que es España.
            Pero hay otros muchos corsés de los que debemos librarnos con urgencia. Empezando por casa, por la común, no por la porción que representamos cada cual. Iniciar el debate constituyente eternamente pendiente porque cada uno está más pendiente de lo suyo. A seis años vista tenemos decenas de debates sin cerrar, que son heridas por las que se escapa la ilusión. Renta básica, modelo industrial, ¿Europa?, políticas sociales, feminismo. Desarrollar ideas en común para poder crear en común.
Debemos sacudirnos el miedo del hermano pequeño a defraudar al mayor. Veamos cómo ha quedado el mapa. Euskal Herria se merece un cambio profundo, serio y a conciencia y los números dicen que ese cambio puede venir con, o sin el PNV, pero no está en sus manos, está en las manos de la amplia mayoría social que se posiciona lejos de sus postulados, y serán ellos, los Jeltzales los que tengan que dirimir si se suben o miran a Madrid, como siempre. Hoy se abre el eterno momento que nunca llega, ruptura o reforma, y los reformistas están lamiéndose las heridas. Nunca más seamos bastón, el cabo está lanzado, que lo agarren o hagan lazo en el gaznate.
Construyamos, levantemos muros de dignidad, de lucha, de entrega, pero no olvidemos que los pueblos nuevos, los sueños nuevos se erigen sobre las cenizas de los viejos imperios, y nadie está libre de ser demolido. Que lo nuevo para nacer necesita del abono de lo viejo que ha de morir, y quien o quienes han o hemos sido un obstáculo para el futuro hemos de saber apartarnos de una vez. Que quién ha guiado el barco a la tormenta difícilmente nos sabrá sacar de ella.

Indudablemente estamos en el tablero de un juego que es toda una oportunidad, pero hemos llegado de espaldas a la partida, debemos girar, orgullosas y altivas, dispuestas a plantar batalla desde la humildad de la trinchera, abandonando el Cuartel General y a todos cuantos en él se cobijan, y luchar brazo con brazo con esa mayoría social que en EH exige un cambio. Sin aspiración de vanguardia, pueblo, porque pueblo somos. No, no es tiempo de autocríticas, es tiempo de responsabilidades.   

sábado, 25 de junio de 2016

Análisis POP del día después

ANÁLISIS POP DEL DÍA DESPUÉS

         Escribía hace poco, a raíz del referéndum del Brexit, sobre como, en mi opinión, la historia influye en determinadas actuaciones del presente, y que, aunque siendo realistas, las decisiones no se toman por una cuestión historicista, es cierto que esa historia nos hace más proclives a tomar uno u otro camino. Por ese motivo estaba seguro de que en Inglaterra, no así en Escocia, iba a ser mayoritario el apoyo a abandonar Europa, de la misma forma que estoy convencido de que en España, si en alguna ocasión a alguien se le ocurriese hacer un referéndum por el mismo motivo el españolito medio votaría quedarse. Y es que en España pesa mucho haber sido siempre catalogados como un país casi-africano, casi-tercermundista. África comienza en los Pirineos que decían los franceses. No es cuestión por tanto, que ahora que es tratada casi como igual por las potencias europeas, ahora que casi nadie duda ya de que es parte de Europa, nos vayamos. Repito, la historia, los recuerdos no son los argumentos para que venza una decisión o otra, pero sin duda condiciona.

            Sí, lo reconozco, puede que esta argumentación parezca excesivamente simplona, pero aún con su simplicidad supera el nivel de los análisis que del BREXIT estoy teniendo que digerir estos días. Decía también en aquel post que vivíamos en una sociedad de lo POP, de lo inmediato, y que entre tanta prisa lo primero que se resentía era la capacidad de analizar y sacar conclusiones, y la espantá británica es una nueva muestra de ello. Y no se libra ni derecha ni izquierda.

            Me tratan de convencer que la salida de la Unión ha sido fraguada por la ultraderecha británica en base al racismo y la xenofobia del país, por cierto, es el que mayor número de orígenes diversos alberga debido en buena medida a los acuerdos que aún hoy mantiene con sus antiguas colonias. Y sí, es cierto, por ahí se han centrado buena parte de los discursos favorables al BREXIT, aunque no todos. Pero pensar que la ultraderecha gana poder únicamente en base a sus discursos ultranacionalistas, xenófobos y fascistas es no entender o no querer entender nada. Para que el fascismo arraigue primero hay que abonar el campo con marginación, pobreza, fragmentación social, despues hay que regar el campo cerrando el paso a cualquier alternativa seria y trabajada, y por último, sí, en ese momento solo hace falta sembrar el odio al diferente, al pobre, y esas semillas crecerán fuertes. El fascismo, el nazismo no ha fraguado nada, no eran nada, y no tenían poder, pero lo que sí ha hecho ha sido cosechar los frutos.

            El desapego social a esta UE no es nada nuevo, ha sido la UE, con el beneplácito de todos los Gobiernos miembros, quienes nos han llevado a esta situación, y más allá nos llevarán si los dejamos, y la izquierda, mientras tanto, ha estado dubitativa, pidiendo permiso para abrir la boca. Incluso ahora, en lugar de enfrentar claramente a esta UE inhumana, toda la izquierda parece más preocupada de ser políticamente correcta que de enfrentar con este sistema devastador, y por desgracia, en esta ocasión no se libra ni EH Bildu, claro que la palma se la lleva Podemos que ha pasado de la noche a la mañana de defender la salida de Grecia del Euro a ser los mayores defensores de esta Unión Economicida.

            No aprendemos o no queremos aprender. Grecia nos mostró un camino, el único camino para frenar al fascismo, aunque después fuera traicionado a las primeras de cambio. Syriza fraguó un mensaje claro, rupturista, con claroscuros tal vez, pero el más contestatario que se recuerda en la Europa de las últimas décadas, y fue ese mensaje, y sólo ese, el que derrotó a los partidos del Sistema, pero también fue ese mensaje y solo ese, el que pudo vencer, o contener, el auge de Amanecer Dorado. Y digo contener porque visto lo rápido que se vendió Syriza tras alcanzar el poder habrá que ver como evoluciona el fascismo en los próximos años. 

            Que los fascistas defiendan salirse de esta Europa no puede ser impedimento para que la izquierda también diga que hay que abandonar la UE actual. El que el inicio del camino pueda parecer similar no significa que compartamos objetivos, también liberales y anarquistas coinciden en la idea de lo innecesario de un Estado y no creo que nadie defienda que sus objetivos son, ni remotamente, parecidos.


            PD:. El mayor apoyo recibido por el BREXIT ha coincidido con las zonas más desfavorecidas, las más industriales y populares de Inglaterra y Gales, pero también en Escocia se da esa coincidencia aún con menor incidencia. Zonas que en el imaginario colectivo siempre han pertenecido al ideario de izquierdas y que han sido arrebatadas sin contemplaciones por el fascismo de nuevo cuño, y mientras, los progre-burgueses de clase media que dirigen ahora la izquierda, siguen refinando sus mensajes alejándose cada vez más de quienes debieran ser su alma, su cuerpo, su puño, su lucha. “Arriba PARIAS de la tierra” comienza la Internacional, aunque lo olvidemos tan fácil, y nos importen tan poco.

miércoles, 22 de junio de 2016

Todo el poder a las bolsas!

¡TODO EL PODER A LAS BOLSAS!

            Qué lejos quedan los 80, los cardados, las hombreras, Tierno Galván gritando ¡El que no esté colocado que se coloque! Ronald Reagan y Margaret Thatcher, imbuidos por el espíritu de Durruti, ¡Abajo el Estado! Bueno, no exactamente. Por supuesto estos dos no hablaban de entregar el poder a las asambleas populares, lo que decían era que el Estado era un problema para la economía y había que adelgazarlo. Que el Mercado se regula solo y no necesita de la intervención estatal porque existe una mano invisible que lo regula. El Mercado y una mano invisible, así sin más. Y en base a eso había que liberalizar al máximo y adelgazar el Estado, y que éste se dedique a gestionar la pobreza, todo aquello que no es susceptible de ser privatizado. Y sobre todo, el control social, ejércitos y policías.

            Lo cierto es que esta apuesta liberal, junto a una carrera militarista extrema les llevó a ganar la Guerra Fría, guerra al fin y al cabo, aunque quien gana una guerra no tiene porque tener la razón de su lado, eso ya lo aprendieron nuestros abuelos y abuelas. Pero el capital se quedó sin rival y pensó que todo el mundo era orégano y hasta 2007, con altibajos, se desató una vorágine especulativa sin parangón, hasta que la burbuja estalló y nos enfrentamos a una crisis similar en sus consecuencias al crack del 29. En aquellas primeras semanas vimos salir a la palestra a destacados líderes liberales mundiales que nos decían que el modelo había fracasado y que había que refundar el Capitalismo.

            Sin embargo la realidad nos volvió a golpear, el poder de los estados ya estaba tan debilitado que pensar simplemente en regular los paraísos fiscales, y las transacciones bancarias era una utopía, y así, el Mercado llamó al orden a sus lacayos y éstos olvidaron en pocos meses su espíritu reformista y optaron por una huida hacia adelante. El Estado sigue siendo demasiado estorbo para el libre flujo centralizador del Mercado, de modo, que dando una vuelta de tuerca más se apuesta por un modelo de Acuerdos Transnacionales que permita sortear definitivamente el control del Estado. Eso es el CETA; el TTIP; y sus tribunales supranacionales privados. Tribunales que dirimirán los conflictos que puedan surgir entre las empresas y los estados de forma imparcial, aunque sean subvencionados, y sufragados por esas empresas. Y el círculo está prácticamente cerrado. ¡Todo el Poder a las bolsas!

            La defensa de ese modelo es lícita, por supuesto, lo que resulta extraño es que no lo digan claro, no especifiquen que cuando hablan de defender la sanidad pública en realidad es un depende, depende de lo que diga ese Mercado y su mano invisible. Porque queda muy bien hacer campaña hablando de lo que se va a hacer en esta o aquella institución cuando en realidad todo estará supeditado a lo que desee esa mano invisible. Es más, cuando quienes estamos claramente en desacuerdo con esta ideología hacemos alguna propuesta de desobediencia no tardan en recordarnos que no somos nosotras quienes gobernamos nuestras vidas.


            El CETA, el TTIP y el resto de Tratados Transnacionales que se están aprobando es aumentar aún más la presión sobre el pueblo, y alejar aún más el poder y la democracia de las personas. Frente a eso no hay camino de reforma posible, porque el pueblo no está en ese poder, y nunca lo estará. Por tanto, el único camino es la ruptura, el enfrentamiento. Poner la vida sobre el mercado, dar mayor poder a la ciudadanía, mayor capacidad de decisión, soberanía popular. Debemos romper, y por ello nuestra posición siempre será contraria a estos acuerdos, en los ayuntamientos, en las JJGG y allí dónde tengamos voz.

lunes, 20 de junio de 2016

¿Respeto? póngame cuarto y mitad

¿RESPETO? PÓNGAME CUARTO Y MITAD

            Dicen que se está perdiendo la educación, que no se ceden asientos en el autobús, y yo añado que también estamos perdiendo la Sanidad, el empleo, y hasta la dignidad. Pero quizá sea cierto y de un tiempo a esta parte ser educado a las antiguas formas no se lleve. Es más, incluso aseveraría que ser educado, en cualquiera de sus modos, no se lleva. Sin embargo, el espectáculo lamentable al que estamos asistiendo en esta penúltima campaña electoral es digno de un análisis pormenorizado sobre la bajeza humana. Análisis que a buen seguro podría servir de tesina para algún/a aplicada estudiante de Filosofía si esa carrera no estuviera al borde de la extinción.
            Sí, ya sé, estamos en Campaña, la segunda en apenas seis meses, y la antesala de la madre de todas las contiendas electorales en la CAV (Vascongadas si me lees allende el Ebro) También entiendo que es mucho lo que está en juego en estas elecciones. Muchas poltronas, muchos despachos, futuras puertas giratorias, pero también un giro, un cambio, un recambio y vaya usted a saber cuántas cosas más. ¡Cómo no enterarse de todo esto! Sobre todo cuando uno milita en un partido político en liza. Pero no, a mi entender no todo vale. Ni en el amor, ni en la guerra, ni tampoco en Campaña. Y esto es así, por mucho que podamos escudarnos en que el perfil de algunos candidatos es de chascarrillo fácil.
            Todas nos hemos reído con que España tenga españoles y mucho españoles, o los catalanes sean gente que hace cosas, o que el pueblo quiere que sea el alcalde quien quiere que sea el pueblo, o algo así, y todas aprendimos que una taza es una taza y un plato es un plato. Todos nos hemos cachondeado de esas imágenes en las que pareciera que el Sr. Rivera, ante decenas de cámaras y móviles, “pillara” su “saquito”. Y  a todas nos parece bien, hasta que el centro de esos vídeos es el candidato de nuestro Partido. Entonces salimos airados gritando que no todo vale, que hay que tener respeto. Y yo veo a los candidatos y me pregunto si fue primero la gallina o el huevo.
            Y es que, a mi entender, recoger lo que se siembra es lo habitual, y que lo recolectado se lo queden Hacienda y el Patrón el sino de quienes no nacimos en familias “de Bien”. Pretender criar serpientes en el jardín y que sólo muerdan a nuestros vecinos, cómo decía Hilary Clinton sobre el yihadismo, es tan absurdo como pensar que a quien atacas no se revolverá con las mismas armas. Que ni la Iglesia, esa que proclama poner la otra mejilla, ha hecho de la resignación propia, arma válida. Porque el Estado español no es precisamente ducho en eso del respeto al rival, y a esto hay que añadir que no es el españolito medio muy dado a reírse de sí mismo, ni soportar las chanzas con estoica resignación británica. Por estos lares se lleva más “el que la hace la paga”, y si no la hace también, basta con que no me caiga ni medio bien. Si eres vasca o catalana sabrás de sobra de lo que hablo, o anarquista, u okupa, o disidente, o sindicalista, o pobre en general…
            Dicho todo lo anterior entiendo lo ofendidos que se sienten los del PASOK hispano por las imágenes de Sánchez limpiándose la mano tras estrechar las de unas personas afro-europeas. Me parecen actuaciones rastreras la utilización de imágenes sacadas de contexto. Sin embargo, lo que no entiendo es que quienes llevan décadas generando este “ecosistema” no estén adaptados a él. Quienes han generado un Medio cargado de medios dispuestos a vilipendiar a todo lo que se mueva fuera de su radio de acción se ofenden ahora porque les toca a ellos, y no se muestran tan ofendidos cuando un medio de comunicación afín llama radicales a profesores que se manifiestan por sus derechos y el futuro de la educación. O cuando refuerzan discursos xenófobos. O cuando se dan “clases de democracia” en otros países mientras en tu casa reprimes toda disidencia. O cuando...

            Es por todo lo dicho que no sorprende la degeneración constante, la sustitución del debate por el ataque, la pérdida de todo respeto que nunca se ha hallado. Sería interesante ver debates serios sobre lo que de verdad importa, la vida, las personas, el futuro, el empleo, la dignidad, aunque supongo que esto no importa a la gran economía, al gran capital, y sobre todo a los grandes capitalistas que están detrás esas grandes fortunas. Lo que importa es, tal y como digo y repito habitualmente, que el Circo siga funcionando. Panem et Circenses, aunque sea sin pan. 

viernes, 17 de junio de 2016

Brexit; Europa ante su espejo

BREXIT; EUROPA ANTE SU ESPEJO

            Vivimos en una sociedad Pop, donde todo ha de ser inmediato, comida, información, reflexión… por eso matamos la filosofía, por eso olvidamos la historia y pensamos que somos fruto únicamente del presente, como si las sociedades, las realidades cotidianas no estuvieran influenciadas por los recuerdos del pasado, como si cada amanecer resetease nuestros recuerdos. Esa locura, esa premura que a todo nos acompaña limita nuestra capacidad de análisis, e, intentando liberarnos de lo superfluo, a veces, olvidamos lo importante.
            Leía no hace mucho que los Apollo, las naves estadounidenses que hollaron la Luna, estaban condicionadas por las calzadas romanas, ya que sus componentes fueron trasladados en tren, y estos tenían un ancho determinado por el tamaño de los ejes de los carruajes, ya que fueron los constructores de esos ejes los que, utilizando las herramientas y maquinaria a su disposición comenzaron a construir los ejes de los trenes. A su vez, estos carruajes mantenían un ancho estándar desde la vieja Europa que se desplazaba a través de las antiguas calzadas romanas y los límites de estas. Puede que todo lo anterior no sea sino una leyenda urbana, sin embargo es indudable que los sucesos del pasado, la historia y el desarrollo de los pueblos marca su presente.
            Ahora que toda Europa mira a la Pérfida Albión (término acuñado por las dos potencias continentales del medievo, Castilla y Francia para referirse a Inglaterra, su rival marítimo) “haciendo ojitos” a sus moradores para que no abandonen la Unión Económica. Los analistas económicos y políticos se rasgan las vestiduras ante las últimas encuestas que vaticinan un “au revoir” acelerado desde las islas británicas. Pero lo cierto es que Inglaterra nunca estuvo dentro de esa Unión Económica. Se limitó, como a lo largo de toda su historia, a observar desde allende el Canal las evoluciones de este nuevo intento de unificación europea, en esta ocasión sin fusiles, por medio de la economía, e Inglaterra siguió vigilante.
            Inglaterra fue/es un Imperio forjado en la Mar que siempre ha mantenido un ojo puesto en el Continente, temeroso de quien le pudiera hacer sombra. Nunca mantuvo Inglaterra alianzas únicas, y siempre, ante el posible desequilibrio europeo, ante la posibilidad de que una potencia continental pudiera romper ese equilibrio, optó por tomar parte con el débil. Así se alió con Francia contra Castilla, o con Castilla contra Napoleón, y en tiempos más recientes en un frente contra Alemania. Esa es Inglaterra, la misma que ve con recelos el proceso unificador en lo económico de esta Europa antisocial que pone en cuestión su histórica autonomía. Que incluso, ve con temor la firma de tratados como el CETA con Canadá, o el TTIP con los EEUU que chocan con su legado colonial, la Commonwealth. Porque si para la ciudadanía estos acuerdos tendrán un efecto devastador, no es menos cierto que los mismos, colocaran a la City londinense ante la disyuntiva de seguir manteniendo el rango de privilegio económico con sus antiguas colonias, o ceder ese privilegio a Bruselas y el Continente.
            A nadie tendría que sorprender por tanto que ante un eventual referéndum sobre la cuestión, la ciudadanía británica y sobre todo la inglesa apuesten por seguir como siempre, como lo hicieron sus padres, sus abuelos y los ancestros de estos, al margen de un Continente visto desde las islas más como un riesgo que como una oportunidad. Que a nadie sorprenda que su apuesta sea ultramar.

            PD:. También la historia nos puede dar una idea del porqué de ese europeísmo exaltado en Escocia. Sólo hay que revisar históricamente dónde buscó Escocia sus aliados en sus intentos de independencia de la Corona inglesa.

martes, 14 de junio de 2016

Debate de mudos

DEBATE ENTRE MUDOS
            “Cuanto más conozco a las personas más amo a mi perro” no por nada, simplemente por todo lo demás. Y es que nos ha tocado vivir una época vacía de contenidos y llena de efectos colaterales, que de sangrientos, asesinos y sádicos, bien pareciéramos actores de una obra snuff.
            La humanidad se desangra entre alambradas que separan a los parias de las gentes de bien. Enterramos la dignidad humana en una fosa común que en un tiempo fue Mare Nostrum, al tiempo que el odio campa a sus anchas desde Orlando a Bogotá.
            Una nueva rotación, insignificante movimiento de vals en el salón universal, nos trae noticias del siglo, sádicas e impactantes que ya no nos impactan porque hace tiempo que nos inocularon las vacunas pertinentes. Todo es interpretable, a modo de reformulación de la Relatividad. Hasta las masacres son opinables. Somos cascarones vacíos mecidos por el cauce que nos traslada a la mar, y entre tanto ciego, los cegadores son reyes. Y así nos va, cantando goles que sustituyen al blues en  los campos de algodón. Todo va bien. Hoy volverá a amanecer.
            Discuten las ranas sobre abandonar la olla, pero aunque el agua está a punto de hervir, ¿dónde van a estar mejor? ¡Fuera, en la calle, hace tanto frío! Y así entendemos que las serpientes esperen tranquilas el festín, en sus altas direcciones, bañadas en champán, esperando jubilaciones a 45.000€ el día, y viendo el Circo cómo leones. Comprendemos que voten al ladrón, al corrupto, y no se escandalicen si coartan sus ya limitadas libertades, mientras croan al fuego lento. El amo nos quiere, nos protege Gollum.
            Se acerca el fin del día, extenuados por las emociones contrapuestas que Piqué ha desatado. Odiar a veces no es tan sencillo, se dicen los envueltos en roji-gualdas. Pero aún nos quedan horas, y titulares desatados. El debate del siglo lo llaman. Se citan en un plató, el pasado inmóvil, quien no quiere que nadie cambie, y la esperanza defraudada que a cada embestida se desvanece un poco más. “Al cabo de un año, el perro se parece a su amo”.
            Cuatro machos, cuatro, y un continuo. Hablar, rellenar y no decir nada nuevo. En tiempos de tribulaciones, lavar y guardar la ropa. Sin soluciones discuten sobre maquillajes, sobre Venezuela, y por supuesto, sobre la unidad de España. Y hasta el derecho a decidir se desvanece porque YO soy el garante de la indisolubilidad del Reino, YO gano en Vascongadas y la Cataluña. Y veintiséis segundos de reloj sobran para hablar del feminicidio, del patriarcado, porque estamos a otras cosas, estamos llamados para el pacto. Y yo me aburro y me duermo entre tanto artificio sin fuegos.

            Del cambio al recambio, de los tronos a las sillas. Ya no se lleva romper, confrontar, porque no todo está tan mal en la tierra del “y tú más”. Ya no se lleva la hoz y el martillito, y la ayer denostada social-democracia hoy es nuestra bandera. La revolución encarcelada, como la disidencia, en pos de una reforma que nada cambie. Joseph Ignace Gillotine nunca trabajó al sur de los Pirineos y eso se hace notar. Nada dijeron los cuatro tenores que no hubieran “no dicho” antes. Fue un debate de mudos que sólo dejó una cosa clara, no será España la que cambie, y un siglo más tarde sigue teniendo razón Castelao;  "Para que España sea roja, republicana y laica, anteriormente esa España tendrá que estar rota".