lunes, 15 de septiembre de 2014

El orgullo del migrante


EL ORGULLO DEL MIGRANTE

            Me llamo Luis María Salgado y soy sobrino, hijo, nieto y biznieto de migrantes, personas todas ellas que escaparon de sus realidades cotidianas de miseria y hambre en pos de una tierra mejor, de una vida mejor. Tengo, o tenía, familia dispersa por Venezuela, Alemania, Francia, Suiza, Portugal y en buena parte del Estado.

            Recuerdo a fuego, aunque ahora todos parezcan olvidarlo, o simplemente no quieran recordarlo, cuántas veces he tenido que escuchar como se utilizaba el gentilicio de mis raíces paternas de forma despectiva y peyorativa. ¡Gallego! Decían. Y con esa palabra querían definir a una persona mezquina, ruin, que trabajaba por menos dinero que los nativos, cuando no que trabajaba de forma fraudulenta. El popular “chapuzas” tenía, para la mayoría, acento galaico.

            Viví la crisis de los 80 en Zaramaga, con mis progenitores en paro. 5 años duros, muy duros para un niño que apenas empezaba a comprender el mundo de los adultos. Se abrían entonces teléfonos para chivatos, (¿les suena?) donde uno podía llamar si intuía que su vecino cobraba el paro mientras trabajaba de forma irregular. Cualquier obra en un portal, en una tienda, en un bar, eran inspeccionadas sistemáticamente. El fraude social, esa gran lacra. Mientras la corrupción de guante blanco campaba a sus anchas.

            Y los gallegos estaban en boca de todos, (también andaluces, extremeños, la etnia gitana... pero entiendan que me centre en lo que me tocó más de cerca) Bajabas a la panadería y siempre escuchabas a alguien criticar, o directamente acusar a fulanito o menganito de estafar y robarnos a todos. A veces, incluso, tenías que escuchar el nombre de tu padre salir en la conversación hasta que alguien se percataba de tu presencia y se hacía el silencio, incómodo, pero sobre todo dolorosamente soez.

            Ahora todo aquello parece olvidado, y son los propios migrantes de otras épocas los que olvidando su pasado atacan a los migrantes de ahora. Dicen que es diferente, que ellos y ellas vinieron a trabajar, y que los “moros” vienen a vivir de las ayudas sociales, a defraudarnos a todos. Otra vez el fraude social, el temible fraude social, mientras devoramos y callamos casos Bárcenas, Pujol, EREs, etc.

            Entonces, como ahora, los juzgados populares se basaban en algo que existía, no se puede negar, y lo aumentaba sin rigor. La generalización era el pan de cada día, sin embargo algo fundamental a cambiado en mi ciudad, en Gasteiz, desde aquellos años a estos. En la Gasteiz de los 80 las instituciones Gasteiztarras y Alavesas pusieron medios y recursos para la integración, para la desestigmación de aquellos colectivos. Campañas contra el ataque al diferente, al migrado. Hoy, por contra, tenemos a los pirómanos en el Ayuntamiento y la Diputación echando gasolina a las ascuas con total irresponsabilidad.

            En 2011, en plena campaña electoral, el Partido Popular desempolvó la xenofobia a raíz de la apertura de una mezquita en Zaramaga, a apenas 50 metros de mi casa, y sentí asco, repugnancia e impotencia, al ver la reacción de mis vecinos, extremeños, andaluces, gallegos... personas migradas en los 60 y 70. Sentí asco, repugnancia e impotencia, al ver como neo-nazis de Nación y Revolución paseaban impugnes en cabeza de las manifestaciones, con sus esvásticas, sus Totenkopf tatuadas junto a un conocido hostelero de Zaramaga de origen gallego. Por suerte todo quedó en unas pintadas y unas vísceras de cerdo derramadas por una lonja vacía.

            Hoy El Correo Español dedica uno o dos artículos diarios a estigmatizar a las personas migrantes, Maroto y De Andrés acusan, señalan y marcan con una diana a esas personas, y yo me repugno, me doy asco por no conseguir enfrentarme con eficacia a estas asquerosas políticas, y me asusto cuando leo que 8 de cada 10 vitorianos están de acuerdo con el discurso de estos dos impresentables. Por eso me hago una promesa cada día en el espejo: No voy a callarme, no me callarán. Yo también soy migrante, y orgulloso.  

miércoles, 10 de septiembre de 2014

bebé rico, bebé pobre


Bebé pobre, bebé rico
(las injustas deducciones fiscales)

            Cualquier sociedad que ansíe alcanzar un estatus elevado de justicia social deberá comprender, defender e impulsar un sencillo axioma recogido como artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que dice; Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Sin embargo, entre el quiero y no puedo, o simplemente el no quiero, los DDHH son anulados e ignorados incluso por aquellos que en su día los firmaron. Y es que, en este inhumano Sistema en el que vivimos el cumplimiento de estos derechos es, sencillamente, inasumible.

            Para ejemplarizar lo anterior voy a utilizar en este post un asunto que podrán llamar menor, e incluso habrá quien diga que poco tiene que ver con los DDHH; la fiscalidad, y más concretamente, las medidas fiscales para el apoyo a las familias (1). Medidas que tienen como finalidad ayudar a las familias con hij@s mediante desgravaciones fiscales. Y utilizo este ejemplo en concreto sencillamente para mostrar cómo, ya desde el momento en que nacemos, nuestros derechos estarán marcados por la cuna y no por el hecho de ser persona.

            Si bien estas medidas fiscales nacen con la vitola de Universales, y por tanto, se presuponen accesibles a toda la población que tenga hijos a su cargo, el mero hecho de que se traten de deducciones en el IRPF ya deja fuera de este derecho a todas aquellas personas que sobreviven con pensiones no contributivas, a quienes no tienen ingresos, o a quienes se encuentran en exclusión social. Hablamos por tanto de más de 10.000 personas en Araba que no se pueden beneficiar de dichas deducciones.

            Por otro lado, estas deducciones que sobre el papel son iguales para todas las personas beneficiarias, al tratarse de un porcentaje deducible por hij@, se convierte en realidad en una forma de baremar el valor que el mercado otorga a un/a niño/a en virtud a la cuna en la que nace. Algo que podemos comprobar fácilmente con las siguientes tablas, la primera (verde) está calculada con las deducciones actuales, la segunda (roja) con las modificaciones propuestas por Javier de Andrés para Araba;




1hijo   
2hijos
3hijos
4hijos
5hijos
13.000€
-390€
  -390€
  -390€
   -390€
   -390€
68.500€
-585€
-1309€
-2535€
-3980€
-5868€


1 hijo
2hijos
3hijos
4hijos
5hijos
13.000€
-390€
   -390€
   -390€
   -390€
   -390€
68.500€
-626€
-1400€
-2788€
-4457€
-6572€


            Cómo podemos observar, el primer caso, el de una familia cuyos ingresos son de 13.000 € anuales, unos 900€ al mes, la deducción por hijos es siempre la misma, 390€. Esto se debe a que nunca se puede desgravar mayor cantidad que la retenida, y en su caso, la retención correspondiente a ese salario es del 3%. Sin embargo, por contra, en el segundo caso, que sería aplicable por ejemplo a Arantza Quiroga, ya que esos 68.500€ son el salario de un parlamentario vasco, la cantidad varía de los 585€ del primer hijo, a los 5868€ del quinto. Estas cantidades se ven aumentadas por la reforma propuesta por el Sr. De Andrés, mientras en el primer caso no sufren variación.

            Con estos datos (totalmente contrastables) podemos llegar a una sencilla conclusión; en el caso de una familia que sobreviva con 13.000€ anuales y con 5 hij@s a su cargo, el valor que esta Diputación otorga a sus hij@s es de 78€ frente a los hij@s de Arantza Quiroga que estarían valorados en 1315€. ¿Dónde queda por tanto el Art. 1 de la Declaración de los DDHH? ¿Dónde la tan cacareada igualdad?

            ¿Ayudas a la familia? Sí, pero desde luego no con este modelo.

(1) Hay que aclarar que para la elaboración de este artículo hemos tomado la definición de familia que se utiliza como normativa, (padre, madre e hijos) aunque no compartamos dicha definición única y granítica.

martes, 2 de septiembre de 2014

Un café escoces (I´m basque)


UN CAFÉ ESCOCES (I´m basque)

         Ahora dice el Sr Urkullu que mira a Escocia, a las highlands, con cierta envidia, y que en tan meditabunda armonía ha podido divisar el futuro, el camino que Euskadi, que no Euskal Herria, recorrerá para ser soberana. Y yo, viéndole tan moreno, de pie, casi de puntillas en el atril, no puedo sino imaginarlo en actitud contemplativa, a las 5 de la tarde, en un chiringuito de la playa gaditana, saboreando esa confluencia de café, whisky, bien cargado, y helado de vainilla para enfriar la euforia, antes de murmurar con esa pasión que le caracteriza; ¡Eureka, lo encontré!

Urkullu hablando de Escocia/ Javier Etxezarreta EFE



         No es hombre que abuse del dulce y por lo visto tampoco de la nata, quizá por eso no gusta de mirar a Irlanda, siempre ha sido más “vainilla”, y al igual que su Partido gusta de las tradiciones, y 120 años dan para mucho, aunque no para la independencia, que un siglo no es nada.

         De Catalunya mejor ni hablar, que no nos une nada, que la crema y la rumba catalana no ligan bien con aurresku y goxua, y London siempre nos ha pillado más cerca, desde que se cantaban alirones en Meatzaldea, que Madrid.

         Agradecidos hemos de estar que sea hombre de café y no de frankfurt que sino hubiese regresado del descanso estival hablándonos de los Landers, y reconociendo a Euskadi en Sajonia. O vista su innegable querencia neo-liberal y su idolatría hacia los USA por qué no una “Euskadi como California”, que si es por el clima hasta yo mismo lo firmaba. Pero lo único cierto es que la sociedad vasca sigue a la espera, a la espera de una utopía. Y no, la utopía no es la independencia, sino que el PNV apueste decididamente por ella.

         De Madrid poco o nada se puede esperar en positivo. Menos aún con un PP en mayoría absoluta resuelto a pasarse la democracia por el arco del triunfo a la menor oportunidad, por que los que reparten carnets de demócratas resultan a la postre los menos demócratas de todos. Algo que no sorprende en EH pero, de lo que parece, empiezan a darse cuenta allende el Ebro.

Concilio de nobles en el film Braveheart.


Ortuzar imitando a los anteriores


         Y mientras tanto, en Sabin Etxea disfrutan de su escoces helado, cómodos en sus sillones, gestionando migajas y recortando con la eterna coartada de Madrid. “Nosotros no queríamos, pero Madrid...” Un día al año alzan la Ikurriña, los 364 restantes la del negocio.

             Puestos a hablar de Escocia, y puestos a mirar hacia allí, ¿Recordáis Braveheart? Allí salían unos cuantos nobles luchando contra Inglaterra. Valerosos ellos, hasta que se interpuso en su camino el negocio, las tierras y el beneplácito de la Corte... No me diréis que no os suena de algo.