domingo, 19 de mayo de 2013

DE PAJARITOS Y PAPEL HIGIENICO


DE PAJARITOS Y PAPEL HIGIENICO


Reconozco que nunca me ha gustado tener animales en casa, y mucho menos pájaros enjaulados. Sin embargo, estos días me ha tocado cuidar el canario de unos amigos que habían dejado a mi cargo. Craso error les dije, pero no me hicieron caso, y ahora tendré que buscar una explicación convincente a lo sucedido.

Todo ocurrió esta mañana mientras procedía a limpiar su jaula. Fue abrir la portezuela y el condenado pajarillo salió revoloteando torpemente hacia la luz y la libertad, pero lo que encontró fue su pico golpeándose contra el frío cristal de mi ventanal. Corrí tras él y estaba a punto de agarrarlo cuando volando nuevamente fue a descansar sobre un armario y de ahí nuevamente a intentar cruzar el cristal, por supuesto el resultado fue el mismo.

Esta escena se repitió durante unos minutos hasta que, después de haberse golpeado una decena de veces contra el cristal, el pobre pajarillo se acurrucó en un rincón tembloroso y cansado mirando hacia el cielo azul. Lo recogí entre mis manos y le acaricié la cabecita, no mostró resistencia, pero cuando lo iba a meter en la jaula di media vuelta, abrí el ventanal y le deje en libertad.

Aquella lucha infructuosa, golpeando el cristal de la esperanza tocó mi corazón. Me recordó a todos esos luchadores del ocaso que se parten el pecho golpeándose contra los invisibles muros de este sistema que nos atrapa. Gentes, centenares, miles, cientos de miles que se mueven y sienten en sus tobillos los grilletes del esclavo, y sueñan, cuentan e intentan explicar sus sueños, de como ven el cielo azul y como sus alas pueden hacerles volar, para terminar golpeándose contra el cristal, sin que las mayorías silenciosas estén dispuestas a abrir los muros y soltar sus cadenas.

Me explican que el canario al que he dado la libertad no podrá vivir en libertad, no está acostumbrado, no sabrá alimentarse sin un comedero y una poza de agua. Lo mismo se empeñan en hacernos ver los que nos gobiernan. Fuera hace mucho frío, el sistema os dará calor. ¿Cómo vais a gobernaros sin gobierno? Será el caos, el desorden. Moriréis de inanición, de incapacidad. Sin contar que somos reos, muertos en vida que no decidimos nuestro futuro pues ellos lo deciden por nosotros.

Vivimos encerrados en jaulas con barrotes invisibles, al albur de sus decisiones, de sus deseos y mandatos. Podemos elegir entre miles de tipos de vino, entre ropajes de mil colores, entre coches diversos, siempre y cuando aceptemos el sistema, nos adaptemos, y tengamos la suerte de que la moneda caiga de nuestro lado. Si esto no sucede así, nos marginarán, y nos atarán al palo bajo del gallinero donde recibiremos el premio a ser la base de una pirámide de inmundicia. Pero estaremos a salvo, en el gallinero, por que fuera hace mucho frío y los zorros acechan.

Pero siempre habrá gallos y gallinas que sueñen con romper la alambrada y vivir en libertad. Habrá incluso quienes lleguen a poner en práctica sus sueños, y descubrirán que no son perfectos, y erraran siendo dueños de sus decisiones. Entonces los amos del gallinero, de la jaula, del sistema nos harán ver los errores que han cometido quienes se han atrevido a desafiarles, los amplificarán con sus medios de comunicación e instrucción de masas para que el gallinero sea consciente del terror que acecha en lo desconocido. Nos enseñarán que ellos nos cagan constantemente encima, pero ellos son capaces de suministrar cuanto papel higiénico necesitemos para limpiarnos, siempre que podamos pagarlo, claro.

jueves, 9 de mayo de 2013

DEJAD LAS DROGAS


DEJAD LAS DROGAS!

            Todas las mañanas, mientras me enciendo un cigarrillo, reflexiono sobre la necesidad de dejar de fumar. Con los años, los efectos de mi adicción se van haciendo más y más visibles; tos mañanera, dolor de pecho, falta de capacidad pulmonar, cansancio... Debo dejarlo, lo sé, sin embargo ahora mismo, junto a mi ordenador hay un cenicero humeante esperando a ser vaciado, un mechero, y un paquete de Winston blando al que quedan un par de cigarrillos en su interior.

         Todos mis intentos por abandonar dicho vicio han caído en saco roto, a lo más que he llegado ha sido a estar 6 meses sin encender un cigarrillo, pero siempre regreso; el hábito, las costumbres, la rutina, los nervios... son excusas recurrentes, igual que el gesto de mi mano dirigiéndose al bolsillo de mi camisa. Sin embargo, he de reconocer que tener esta malsana adicción me ha servido para entender a esas otras miles de personas que sufren diversas adicciones de mayor gravedad. Y ahí quería llegar.

         Día tras día podemos leer en la prensa noticias sobre el modelo de gestión del PNV. Puros en Lemoa, Angulas en Gipuzkoa, calderilla millonaria en las contrataciones de la AP-1, y suma y sigue. Asuntos legales, ilegales y la mayoría rozando ambos lados de la frontera, pero en todos los casos turbios y con enriquecimiento particular y/o de Partido. Y les entiendo, no les culpo, lo más que les pediría a los jeltzales es que abandonen la política una temporada y vayan a una clínica de desintoxicación, la sociedad vasca se lo agradecerá y les mostrará todo el apoyo y solidaridad de la que es capaz.

         Entiendo que 30 años de gobierno crean hábitos y costumbres difíciles de modificar. Cuando alguien se ha acostumbrado a ver la política como un negocio en el que yo me llevo un porcentaje, entiendo que es altamente adictivo y difícil de abandonar, pero en cualquier caso, el primer paso siempre es el reconocimiento de la enfermedad, y ahí es donde tienen un problema, para ellos, para los extraordinarios gestores jeltzales poner en cuestión su modelo de administrar los bienes públicos es un insulto, aunque ahora estemos demostrando que sus gestiones nos están suponiendo miles, decenas de miles o incluso millones de euros dependiendo del grado de adicción del gestor en cuestión. Pero están enfermos, igual que yo mantengo mi adicción al tabaco.

         Os aseguro que este tema de las drogas y las adicciones me resulta altamente interesante y que podría pasarme todo el día hablando de ello, pero hace medio artículo que se ha terminado el paquete de Winston y estoy que me subo por las paredes y hasta el bar más cercano tengo una buena caminata, así que os prometo retomarlo en otro momento, y quizás entonces pueda hablaros del proceso de desintoxicación.